jueves, 13 de septiembre de 2007

Delmira Agustini -Mi musa triste-

Mi musa triste

Vagos preludios. En la noche espléndida
Su voz de perlas una fuente calla,
Cuelgan las brisas sus celestes pifanos
En el follaje. Las cabezas pardas
De los búhos acechan.
Las flores se abren más, como asombradas.
Los cisnes de marfil tienden los cuellos
En las lagunas pálidas.
Selene mira del azul. Las frondas
Tiemblan... y todo! hasta el silencio, calla...

Es que ella pasa con su boca triste
Y el gran misterio de sus ojos de ámbar,
A través de la noche, hacia el olvido,
Como una estrella fugitiva y blanca.
Como una destronada reina exótica
De bellos gestos y palabras raras.

Horizontes violados sus ojeras
Dentro sus ojos–dos estrellas de ámbar–
Se abren cansados y húmedos y tristes
Como llagas de luz que quejaran.

Es un dolor que vive y que no espera,
Es una aurora gris que se levanta
Del gran lecho de sombras de la noche,
Cansada ya, sin esplendor, sin ansias
Y sus canciones son como hadas tristes
Alhajadas de lágrimas...

Las cuerdas de las liras
son fibras de las almas.–


Sangre de amargas viñas, nobles viñas,
En vasos regios de belleza, escancia
A manos de marfil, labios tallados
Como blasones de una estirpe magna.

Príncipes raros del Ensueño! Ellos
Han visto erguida su cabeza lánguida
Y la han visto reír, porque a sus ojos
Vibra y se expande en flor de aristocracias!

Y su alma limpia como el fuego alumbra
Como una estrella en sus pupilas de ámbar
Mas basta una mirada, un roce a penas,
El eco acaso de una voz profana,
Y el alma blanca y limpia concentra
Como una flor de luz que se cerrara!


My sad muse

Murmuring preludes. On this resplendent night
Her pearled voice quiets a fountain.
The breezes hang their celestial fifes
In the foliage. The gray heads
Of the owls keep watch.
Flowers open themselves, as if surprised.
Ivory swans extend their necks
In the pallid lakes.
Selene watches from the blue. Fronds
Tremble...and everything! Even the silence, quiets.

She wanders with her sad mouth
And the grand mystery of amber eyes,
Across the night, toward forgetfulness
Like a star, fugitive and white.
Like a dethroned exotic queen
With comely gestures and rare utterings.

Her undereyes are violated horizons
And her irises–two stars of amber–
Open wet and weary and sad
Like ulcers of light that weep.

She is a grief which thrives and does not hope,
She is a gray aurora rising
From the shadowy bed of night,
Exhausted, without splendor, without anxiousness.
And her songs are like dolorous fairies
Jeweled in teardrops...

The strings of lyres
Are the souls' fibers.–


The blood of bitter vineyards, noble vineyards,
In goblets of regal beauty, rises
To her marble hands, to lips carved
Like the blazon of a great lineage.

Strange Princes of Fantasy! They
Have seen her languid head, once erect,
And heard her laugh, for her eyes
Tremble with the flower of aristocracies!

And her soul clean as fire, like a star,
Burns in those pupils of amber.
But with a mere glance, scarcely an intimacy,
Perhaps the echo of a profane voice,
This white and pristine soul shrinks
Like a luminous flower, folding herself up!

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